lunes, 5 de diciembre de 2011

CUMPLIENDO AÑOS, PARA VIVIR

En la vida hay momentos para compartir. El resto del tiempo no vale la pena.


AÚN


Cuánto tiempo me queda para construir toda una vida?
Y envejecer amando a alguien que hubiera conocido joven y entregado.
Llegar a consolidar los hábitos y la pereza,
desprotegerme lleno de júbilo por la confianza en el otro,
desvalirme concienzudamente y no temer.
Es cierto que puedo enamorarme mañana
incluso apasionadamente, desaforadamente, magníficamente.
Podría perder el juicio, perderlo todo, darlo todo,
enloquecer de ternura, sacrificarlo todo ante notario, con los brazos abiertos
y en pleno uso de mis carencias
firmar la renuncia voluntaria a mis debilidades más arraigadas.
No es coraje lo que me falta para saltar al vacío con un espejo.
No es cuestión de prudencia ni de cordura, podría hacerlo
y sé que no me temblaría el cariño que me tengo
si hubiera de abrirme en canal a un amor nuevo.
Pero todas las mañanas que me quedan puede que no fueran suficientes
para sentirme por fin abrazado por el sosiego,
la caricia que mi corazón reconociera cuando aún es de noche
como la huella dactilar de la paz hallada.